TIEMPO DE MAYO
1.
Eras como el trigo en primavera, cuando apenas a la vida ya asomabas, y mis brazos tus anhelos abrazaban.
2.
Eras musgo verde por nadie pisado, que yo pisaba de puntillas.
3.
Era musgo el cabello que la boca de tu hura guardaba, musgo humedo cuando yo estaba.
4.
La saliva de mi boca fundía en el jugo de tu musgo, sueños humedos todos ellos.
5.
Y soñaba mi saliva una infancia perdida en la boca de tu hura y a la puerta de tu boca.
6.
La palabra que de nuestra boca salía, era la misma palabra, de la misma boca.
7.
Eran tus dedos en los míos mezclados, tejido de mano de ambos.
8.
La alianza que mi dedo calzaba, era vagina de oro, que mi dedo profanaba.
9.
Tu nombre en su envés grabado, troquelaba cinco letras, en el dedo de mi nombre.
10.
Mi mirada en tu mirada, contemplaba los mismos paisajes.
11.
Mi mirada veía mis ojos, en el espejo de tus ojos.
12.
Mi mirada veía mi alma, en la platina de tu alma.
13.
Yo te miraba en la noche, cuando dormida en mí soñabas.
14.
Yo te miraba desnuda, leyendo en el libro de tu cuerpo.
15.
Yo escribía en las páginas de tu vientre, versos todos ellos de cosecha.
16.
Era la vida a tu lado, juego tan sólo de niños.
17.
Era Dios a tu lado, niño leve que con nosotros jugaba.
18.
Era el pecado a tu lado, flor de jara que a la tarde huele.
19.
La lumbre del hogar era tu cuerpo, y tu cuerpo la brasa, y la brasa mi vida, y mi vida tu alma.
TIEMPO DE AGOSTO
1.
Yo aguardaba a que el trigo germinara, allá cuando llegara agosto.
2.
Yo aguardaba que llegara agosto, para abrazarte toda, y caerte sobre la grama, sucia de risa y arena.
3.
Yo aguardaba que llegara agosto, para romperte la blusa de seda, con los botones de mi boca.
4.
Yo aguardaba que llegara agosto, para vendimiar con descaro, tu musgo de hembra adulta y serena.
5.
Yo aguardaba que llegara agosto, para verter mi semen, por allí dentro de tu vientre, donde bien guarecido quedara.
6.
Yo aguardaba que llegara agosto, para que la semilla diera el fruto de una niña.
7.
Yo aguardaba que llegara agosto, para silenciar mi palabra sedienta, al oído de tu boca.
8.
Yo aguardaba que llegara agosto, para apagar la luz de mi vida, a la noche de tu cuerpo.
9.
Yo aguardaba que llegara, agosto, para rendir mis pecados mundanos, al pecado de tu vientre.
10.
Yo aguardaba que llegara agosto, para referirte una vez más, mis miedos ancestrales.
11.
De una hija salida, de la saliva de tu vientre, de una niña nacida, del beso de tu boca.
TIEMPO DE OCTUBRE
1.
Llegaba el otoño, y con él el silencio, y la noche y la lluvia, cuando te ibas poniendo, callada y oscura.
2.
Poniendo con cara de octubre, de membrillo amarilla, feneciendo el amor, al atisbo del verano
3.
Estabas como en otros lugares, acaso en otros veranos, estabas mundana.
4.
Entonces allí, mis ríos se estancaban, colmados de agua negra.
5.
Y en los valles en que mi mirada pacía, no crecíoa el verde, sino espigas negras, de una cosecha de luto.
6.
No te aflijas si ya no tengo primavera, ni mata de musgo nii boca de mata, ni valles ni garzas.
7.
Y si mi boca no puede humnedecer, las bocas de otras huras, será porque de la tuya, quedó de siempre sedienta.
8.
Y si mi saliva ya no sueña, aquel niño abrigado, por la madre que tu eras, será porque mi saliva, se habrá vuelto barro de tu ausencia.
TIEMPO DE ENERO
1.
Llegado el invierno, mi saliva aquella, que se guarecía en la saliva de tu boca, se protegía ahora, en el musgo frío, de los sordos prados de enero.
2.
Sobre cuya nieve escribía, con la punta de mi zapato, las cinco letras de aquel tu nombre.
3.
Fue entonces la vida sin ti a tu lado, condena de nieve, todo pecado, dios riguroso, sed y hambre teñidas de blanco.
4.
Y la alianza aquella, aun en mi dedo, frío metal, guante de hierro, recuerdo helado.
5.
Porque la nieve había sepultado tu vientre, por donde yo había pensado sembrar el agosto de la vida.
6.
Porque la nieve había cubierto tus muslos, por donde yo había resuelto colarme, para robarte el fruto de una hija.
TIEMPO DE MARZO
1.
¿Hubo acaso vez alguna saliva jugosa, en este mi boca de piedra de cráter?
2.
¿Tuve entonces otra boca, en esta mi boca, menguada y cerrada?
3.
¿Conocieron mis pies el verde musgo, que cuentan asoma a las bocas, de las huras de las doncellas?
4.
Y para qué me sirven, estas manos tan llenas de dedos, posadas en las curvas del teclado.
5.
Y qué de aquel lenguaje perdido, de almazaras y de granos, vendimias, frutos, y de aquella hija que venía por los senderos de la vida.
7.
¿No habrá llegado tal vez, el tiempo de la color del negro, de los indios quichés de Guatemala, que es el color del ocaso, la serenidad y la muerte?
8.
Sentado en el alfeizar de la puerta de la casa, no me duele nada, como si apenas sintiera, mi cuerpo este de trapo.
9.
El humo de mi cigarro asciende vertica, sin viento que lo desquicie.
10.
En aquel sol, en que se puso el ocaso, quedaron mis sueños helados.
11.
En esta luna llena, sobre la que ahora mi mirada descansa, ha debido quedar sereno el recuerdo
Textos que forman parte del libtro: Seis relatos casi como de amor.Ed. Devenir.-Juan Pastor.-Madrid.